Hasta ahora, sólo 12 personas han viajado a la superficie de la Luna. Pero hacia finales de la década y en la década de 2030 se espera un auge de la exploración, y los humanos visitarán la superficie del satélite de la Tierra con más frecuencia. Uno de los problemas a los que se enfrentarán es la gravedad desconocida, seis veces más débil que en la Tierra.
La experiencia de los astronautas en las misiones Apolo demuestra que, aunque mantengan unos reflejos musculares acostumbrados a la gravedad terrestre y al momento de inercia, las caídas son casi inevitables. Y en los voluminosos trajes espaciales, esto plantea graves problemas. Por no hablar del riesgo de dañar la integridad de un traje presurizado.
La experiencia de los astronautas en las misiones Apolo demuestra que, aunque mantengan unos reflejos musculares acostumbrados a la gravedad terrestre y al momento de inercia, las caídas son casi inevitables. Y en los voluminosos trajes espaciales, esto plantea graves problemas. Por no hablar del riesgo de dañar la integridad de un traje presurizado.
Ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han propuesto adaptar a los astronautas un dispositivo que han desarrollado llamado SuperLimbs. Se trata de extremidades robóticas que se acoplan al equipo y sirven para mantener el equilibrio.
Como parte de las pruebas, los investigadores trataron primero de averiguar cómo se caen las personas con más frecuencia, qué movimientos utilizan para levantarse. Y con trajes incómodos, constrictivos y voluminosos. Tras analizar las acciones de los participantes en el experimento, los ingenieros llegaron a la conclusión de que en el 80% de los casos se comportan de la misma manera.
Basándose en estos movimientos, los autores del proyecto programaron un brazo robótico de prueba que ayudaba a los participantes a levantarse tras una caída. Admitieron que al principio les resultaba extraño el impacto de una fuerza externa al levantarse, pero enseguida se acostumbraron.
Ahora los ingenieros quieren fabricar un prototipo funcional completo. Incluirá dos brazos robóticos (aunque la definición de "piernas" es más apropiada), que se colocarán en la parte inferior de las maletas de trabajo de los trajes espaciales. Dentro de las maletas habrá un sistema para controlar estos brazos, así como la unidad de soporte vital del astronauta.
Y se supone que lo ideal es que los manipuladores se extiendan y sirvan no para levantar a una persona caída en un traje espacial, sino para mantener su equilibrio mientras trabaja. Los mismos astronautas del Apolo se caían la mayoría de las veces mientras realizaban algún tipo de trabajo con herramientas. Los SuperLimbs les permitirán agarrarse con más confianza y no distraerse intentando estabilizarse en caso de movimiento incómodo.