Si abres "Este ordenador" en el Explorador, te darás cuenta fácilmente de que el disco del sistema Windows está etiquetado como C. Si hay discos adicionales, unidades flash, tarjetas SD y otros dispositivos de almacenamiento conectados al PC, están marcados como D, E, F y así sucesivamente.
¿Te has preguntado alguna vez dónde han ido a parar los discos A y B? Después de todo, parecería mucho más lógico nombrar el disco del sistema con la primera letra del alfabeto en lugar de con la tercera. ¿Y por qué cuando conectas dispositivos adicionales, nunca reciben las letras A o B?
Para responder a esta pregunta, tendremos que hacer un viaje en el tiempo. La tradición de dar a los discos designaciones de letras apareció a finales de los años 70 en el sistema operativo CP/M - Control Programme for Microcomputers (Programa de Control para Microordenadores). Fue uno de los primeros sistemas operativos populares para microordenadores desarrollado por Digital Research e IBM.
En aquellos primeros tiempos, los discos duros aún no eran comunes y costaban más o menos lo mismo que un ala de avión, y los sistemas operativos se escribían en flexibles disquetes de 8 pulgadas. El usuario introducía el soporte con el sistema operativo en la unidad de disco y a trabajar. Y si el sistema necesitaba acceder a algunos archivos adicionales o ejecutar un programa, pedía insertar otro disquete con el contenido correspondiente.
Por aquel entonces, los disquetes tenían la friolera de 250 KB de espacio. Y se las apañaban para meter sistemas operativos y procesadores de texto en ese espacio.
Muchos ordenadores de aquellos años tenían una unidad de disquete cada uno, y utilizar software era un malabarismo constante. Al copiar datos, el ordenador repetía: "Por favor, inserte el disco de origen en la unidad A...".
Pero los PC domésticos posteriores estaban equipados con dos unidades de disquete: la A para ejecutar el sistema operativo y la B para programas adicionales, grabar discos, etc.
En 1980, IBM empezó a buscar un sistema operativo adecuado para su nuevo IBM PC y llegó a un acuerdo con Microsoft, una empresa pequeña en aquel momento. Microsoft compró una licencia a Seattle Computer Products para 86-DOS, que era un clon de 16 bits de CP/M. El sistema operativo pasó a llamarse MS-DOS y salió al mercado en 1981. El sistema operativo pasó a llamarse MS-DOS y salió al mercado en 1981.
Al igual que en CP/M, se asignaba una letra a cada dispositivo de disco. La A y la B se utilizaban para las unidades de disquete, mientras que la C y el resto se utilizaban para los discos duros y otros dispositivos de almacenamiento. Las primeras versiones de Windows no eran más que un programa gráfico complementario para MS-DOS.
Más tarde, cuando en 1995 se lanzó el primer sistema operativo completo de esta familia, Windows 95, heredó la tradición de asignar las letras A y B a los disquetes. Esta característica estaba tan profundamente arraigada en el código del sistema que el usuario sencillamente no podía cambiar el nombre de estos discos. Incluso cuando Windows 95 se instalaba en un disco duro, lo llamaba C, con la A y la B cuidadosamente reservadas para las unidades de disquete.