A mediados de octubre, Microsoft cerró la laguna de las licencias baratas de Windows 10 y 11. Permitía a los usuarios activar claves de Windows 7, 8 y 8.1 anteriores y actualizar al sistema actual de forma gratuita. Dado que las claves de activación para sistemas antiguos costaban bastante menos, los usuarios podían ahorrar dinero en la licencia. La cancelación de este sistema causó problemas no solo a quienes no consiguieron aprovechar la laguna legal, sino también a quienes actualizaron hace tiempo y de forma legal.
Según Neowin, que cita varios informes de víctimas, los usuarios empezaron a experimentar fallos en la activación de Windows tras actualizar la BIOS o instalar nuevos componentes en sus PC. Lo peor de todo es que la antigua clave del sistema vinculada a la cuenta de Microsoft ya no sirve para activar Windows 10 u 11. Como resultado, los usuarios afectados tienen tres opciones: utilizar un sistema inactivado con restricciones, comprar una nueva licencia o recurrir a métodos ilegales.
Microsoft ha confirmado que las actualizaciones de BIOS o hardware no deberían inhabilitar a los usuarios para obtener una licencia. Un empleado del servicio de asistencia técnica dijo a un usuario que esto no debería haber ocurrido, pero que no podía hacer nada porque las claves de Windows 7 ya no podían utilizarse para activar Windows 10.
Bill Babonas, director general de producto de Windows, ha declarado lo siguiente a The Verge: "Microsoft es consciente de estos informes de clientes y está investigando. Los clientes que estén experimentando dificultades técnicas deben ponerse en contacto con soporte."
Aún no se ha dado un plazo para solucionar este problema: los usuarios afectados sólo pueden esperar.