Las reorganizaciones de personal y los despidos en las grandes empresas suelen causar mucho ruido en la red, pero lo que está ocurriendo en OpenAI en estos momentos podría ser la base de una serie de televisión o un documental. La situación está evolucionando literalmente cada día, y su final puede afectar al futuro desarrollo de todo el campo de la inteligencia artificial. Pero hablemos de todo en orden.
Todo empezó el 17 de noviembre, cuando se supo del repentino despido de Sam Altman, uno de los fundadores de OpenAI, creadora de ChatGPT. El consejo de administración motivó su decisión por el hecho de que el responsable "no era franco en sus contactos con el consejo, lo que le impedía cumplir con sus obligaciones".
Junto con Altman, el cofundador y presidente de OpenAI, Greg Brockman, dejó la empresa, junto con tres desarrolladores senior.
Tras semejante pérdida, los inversores empezaron a presionar al consejo de administración para que trajera de vuelta a Sam. Y el 19 de noviembre tuvieron lugar las negociaciones, que fracasaron porque las partes no se pusieron de acuerdo sobre los cambios necesarios en la empresa.
OpenAI decidió no perder el tiempo y contrató a Emmett Shirey, cofundador y antiguo responsable de Twitch, como consejero delegado.
Microsoft, que colabora estrechamente con OpenAI en el campo de la inteligencia artificial, no desaprovechó su oportunidad y justo al día siguiente, el 20 de noviembre, contrató a todos los empleados que abandonaron la empresa. Altman y Brockman dirigirán ahora un "nuevo grupo de investigación puntera en inteligencia artificial". Fueron recibidos personalmente por Satya Nadella, el jefe de Microsoft.
Pero la historia tampoco acaba ahí. El pasado día 20 se supo que 505 de los 700 empleados de OpenAI pidieron en una carta abierta al consejo de administración de la empresa que dimitiera, al tiempo que reincorporaba a Altman y Brockman. De lo contrario, están dispuestos a unirse a una nueva filial de Microsoft, que les ha prometido a todos un puesto de trabajo a las órdenes de sus antiguos jefes.
Pero como el consejo ya ha tomado una decisión al decidir mantener sus puestos y nombrar un nuevo CEO, y Altman y Brockman están creando un nuevo equipo, parece que Microsoft pronto tomará bajo su ala a varios cientos de nuevos empleados.
Según Bloomberg, la dimisión de Altman se debe a desacuerdos entre él e Ilya Sutzkever, miembro del consejo de administración, cofundador e investigador jefe de seguridad y comercialización de IA de la empresa. Ambos han estado enfrentados durante mucho tiempo por la disuasión de la IA y el enfoque "cauteloso" de su desarrollo.
Altman siempre se ha movido entre el optimismo y la preocupación, dejando claro que cree que la IA acabará beneficiando a la humanidad. El consejo de administración, por su parte, parece haber adoptado una postura de maximización de la seguridad, reducción del riesgo y beneficio comercial.
El New York Times escribe que también hay una división entre el personal en dos bandos, pero los partidarios de Altman, a juzgar por el número de firmas a favor de su regreso, son mucho más numerosos.
Probablemente este no sea el final de la historia. Continuaremos siguiendo la evolución de la situación. Sus consecuencias pueden afectar, y casi con toda seguridad afectarán, al futuro desarrollo de la IA.