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El hecho ocurrió en el ascenso brasileño, cuando el referí Rodrigo Nunes de Sá expulsó a un jugador que, no contento con la decisión, se le fue al humo y le dio un cabezazo apenas perceptible.
Lo cierto es que el juez cayó al piso como si hubiese recibido un balazo, quizás para justificar la expulsión y tal vez también por miedo a que la bronca del jugador no termine con una agresión mayor.