Dominicanos: Una publicación del pasado

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Dominicanos: Una publicación del pasado

Hipolito Mejía

SANTO DOMINIGO, República Dominicana – Hipólito Mejía, el ex-presidente de República Dominicana, tiene la muy bien ganada fama de decir lo que se le pega la gana.  Es como si no hubiera ninguna barrera entre su mente y su boca.  Dice lo primero que piensa.

Un mandatario sin pelos en la lengua

Así, impulsadas por su feroz lengua, han salido ataques bromas homosexuales de mal gusto, ataques gratuitos, prejuicios raciales y muchas -¡muchas!- palabras perdidas.

Hipólito, como le dicen por aquí, le ha llamado «talibanes» a los periodistas y «babosos y dinosaurios» a sus opositores políticos.  «Se cagan en mí, naturalmente», me comentó sobre sus muchos críticos poco antes de comenzar la entrevista, sin importarle que hubiera tres cámaras de televisión grabando todas y cada una de sus palabras.

Hipólito no se arrepiente de las cosas que dice y parecería que nada le avergüenza.  El es, sin duda, un político populachero.  Igual sale por la televisión a defender al beisbolista dominicano, Sammy Sosa -luego de que encontraran corcho dentro de uno de sus bates- que «brillando la hebilla» mientras baila con la nueva Miss Universo, Amelia Vega.

Mejía me recibió en el Palacio Nacional, el mismo construído por el ex dictador Rafael Leónidas Trujillo, con un vaso de yogurt.  El contenido era viscoso y blanquísimo.  No identifiqué el sabor pero me lo tomé, en la mitad de la calurosa tarde, más por compromiso que por gusto.  En cambio él se engulló su yogur como otros se toman un vaso de agua o un shot de tequila.

Mejía, de lentes, piel clara y casi totalmente calvo, estaba vestido de blanco.  Así se visten los dominicanos en las grandes ocasiones.  Esa mañana, a instancias de la Iglesia Católica, se había reunido con sus opositores políticos para bajarle al tono a los ataques en las campañas por la presidencia.

La tregua duró sólo unas horas.  Ya en la tarde, los ataques y contraataques se habían reiniciado.  Dos ejemplos de los fieros ataques: el ex presidente Leonel Fernández ha dicho que Mejía es, quizás, uno de los mandatarios más ignorantes que ha tenido el país; y su misma vicepresidenta, Milagros Ortíz Bosch, ha sugerido que Mejía es incapaz de gobernar República Dominicana.

El salón donde íbamos a tener la entrevista estaba superrefrigerado.  «Así le gusta al presidente», nos comentó uno de sus sudorosos asistentes.

El motor del aire acondicionado hacía un ruuummm infernal de carro de carreras.  Pero no lo podíamos apagar.  Sufrir de frío es señal de esnobismo en el Caribe, donde la electricidad es tan cara y donde tener un aparato de aire acondicionado es un lujo.  «Así le gusta al presidente».

Hipólito, rompiendo esa vieja tradición de impuntualidad caribeña, llegó 10 minutos antes de la cinco de la tarde.  Saludó, vio su reloj, y me hizo saber que éramos nosotros -no él- quienes estábamos tarde.  Tenía razón.

Comencé preguntándole sobre sus ya conocidos enfrentamientos con los periodistas y políticos de oposición.  «Cuando hablan baba hay que decirle baboso», me dijo, sin ninguna pena.  «Una persona que se atreva a estar diciendo todos los días una serie de disparates, lo mínimo que debe ser es un baboso…  (pero) no es repetitivo porque no hay tantos babosos en el país».


Hipólito no se arrepiente de las cosas que dice y parecería que nada le avergüenza.  El es, sin duda, un político populachero.  Igual sale por la televisión a defender al beisbolista dominicano, Sammy Sosa -luego de que encontraran corcho dentro de uno de sus bates- que «brillando la hebilla» mientras baila con la nueva Miss Universo, Amelia Vega.

Fuente: http://www.univision.com/content/content.jhtml?cid=289367