Por ahora, nadie ha reivindicado el atentado, si bien las autoridades creen que el objetivo podrían haber sido los cadetes de una academia de policía situada en la zona (y de hecho, uno de los heridos es un oficial de policía). No obstante, la elección del lugar –una parada de autobús, en hora punta- evidencia la intención de causar el mayor número de víctimas posibles.
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Los testigos han descrito escenas de caos. “Pensamos que el edificio se había hundido. Incluso creí que un avión se había estrellado en el jardín de al lado. Todo el mundo entró en pánico”, ha dicho Ilhan Kurt, farmacéutico, a la agencia Reuters.
Elecciones en dos semanas
El atentado tiene lugar apenas dos semanas antes de las elecciones generales turcas, previstas para el próximo 12 de junio. El Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogán aparece como favorito, y ha anunciado su intención de reformar la constitución actual.
En este contexto, se ha recrudecido el conflicto armado que la guerrilla kurda del PKK mantiene con el estado turco, y que se ha cobrado unas 40.000 vidas desde 1984, y se han intensificado los ataques contra miembros de las fuerzas de seguridad. No obstante, otros grupos armados, especialmente de ultraizquierda, también continúan operando en el país, aunque su nivel de actividad es muy bajo.
“Las organizaciones terroristas cometen este tipo de atentados antes de cada elección. Su objetivo es impedir que el AKP obtenga suficientes escaños para cambiar la constitución”, ha dicho el parlamentario Suat Kiliç, del AKP, en declaraciones a la prensa pro-gubernamental.
El último atentado en Estambul tuvo lugar el pasado octubre, cuando un terrorista suicida se inmoló en el interior de un furgón policial de vigilancia en la céntrica plaza de Taksim, hiriendo a 22 personas. Los Halcones por la Libertad del Kurdistán (TAK), un grupo escindido del PKK, reivindicó la responsabilidad por aquel ataque.