Los padres no podemos evitar fantasear con la idea de que nuestros hijos sean los próximos Cristiano Ronaldo, Natalie Portman o Mark Zuckerberg, tengan una profesión que les de millones y sean considerados auténticos portentos.
Pero, en la mayoría de los casos, esas ensoñaciones no se acercan a la realidad. Es probable que nuestros hijos consigan un buen futuro, pero, si te pones a repasar la historia, verás que genios hay un puñado, mientras que de cerebros más «normales» está el mundo lleno.
Así que, imaginad la sorpresa de unos padres británicos cuando descubrieron que su hija, efectivamente, era una de esas elegidas, una cerebrito en toda regla… un genio, vaya. Resulta que Victoria Cowie, una niña de 11 años, tiene un cociente intelectual de nada más y nada menos que 162 puntos. Traducción: 2 puntos por encima de Einstein.
Los padres aún no lo han asimilado. Para ellos, Victoria es una niña normal a la que le gusta hacer cosas normales. Le encanta Lady Gaga y leer libros de Harry Potter. Pero, además, entre sus aficiones se cuentan tocar cinco instrumentos diferentes o hacer crucigramas en tiempo récord. Al parecer, desde que aprendió a leer ha tenido una capacidad de lectura correspondiente a la de alguien que le doblaba la edad.
Con tres años, cuando empezó a ir a la guardería, ya se dieron cuenta de que la niña tenía algo especial: era capaz de leer en espejo.
