Como en toda casa se rompe o hay que pegar algo, para much@s de nosotr@s resultará familiar el pegamento Coquí, y mirándolo detenidamente me han llegado a la mente algunos recuerdos elementales de este pegamento.
Manipulación: el bregar con COQUI no era asunto de muchachos, siempre el que lo destapaba era un grande, y mientras pegaban el objeto en cuestión (porque servía para pegar de tooooooo) los muchachos nos poníamos de «manituosos».
Los dedos pegados: una minúscula gotita dejada caer en la mano accidentalmente, significaba un despegón abrupto, muchas veces con el cuerito de los dedos incluido. A casi tod@ que ha manipulado Coquí le pasó..
El «vaporizo»: debido a su fuerte composición despedía un espíritu que resulta picante a lo ojos, ahí andaba uno como pipero dándose su «uelía» haciendo moriquetas por el ardor en los ojos, y por la nariz también.
Conservación en un lugar ideal: una vez usados por primera vez, la cosita donde se ponen los huevos en la nevera es el mejor sitio para colocarlo…a ver, quién determinó eso que tiene que ser ahí? Pero ahí era que tó el mundazo lo ponía.
Connotación linguística: «tá pegao con COQUI !!!!»….esa frase se la debemos al mismo Coquí.
Como siempre pasa, aparecen gente avivata que falsifican las vainas y empezaron a salir unas imitaciones que traían un «chililín», no pegaban bien, y como por justos pagan pecadores, o algo así, el COQUI ha perdido el brillo y la esencia de los años donde Freddy Beras Goico miraba la situación del país a través del ojito mágico del Coquí….y esto acaba aquí.
